Thursday, February 21, 2008

EL ULTIMO PRINCIPE ENCANTADO

Esta es la Historia sin H (porque según su protagonista es una historia sin importancia), del ultimo caballero de brillante armadura que pasea sobre la tierra. Se llama Ramón de Almagro en honor a su vecindario, y vive en Buenos Aires. Casado y enamorado de Doña Elsa hace ya tanto que nadie lo recuerda de otra forma. Dueño absoluto de la ruta del Subte “D” que extiende su reino hasta los confines de esa ciudad plateada y exquisita.

A los 62 años perdió el trabajo pero decidió que no estaba listo para la mediocre resignación de los que ven que les pasan las cosas y le echan la culpa a Dios o a los demás. Se matriculó en la secundaria nocturna que terminó en el 98, y allí conoció el irresistible encanto de la poesía. Desde entonces escribe textos, trabaja con los jóvenes en la calle, vende sus poemas en los parques y va a donde lo lleve el día con sus fatigas, eso si, con una sola cosa clara: Ni una sola de sus células se dedica a otra cosa que el amor.

Por ser el último es un príncipe extraño, no quiere que le sirvan quiere servir, está dispuesto a darlo todo y por eso sale cada mañana de casa a repartir su poesía por las rutas del metro llenas de sombras, que apenas le ven venir huyen de su luz y a su paso quedan convertidas en lunares coquetos sobre las paredes, en corazones palpitantes sobre los rieles del tren. Llega a las estaciones como un panadero que recién saca su masa del horno, o como un filósofo antiguo y clerical a repartir sus bendiciones. Ya la gente lo conoce, los chicos se aficionan con él al oficio de repartidores de esperanzas ambulantes y le creen, ellos que ya no creen en nada, porque hace 10 años les recita su fe, su convicción carbonera en la bondad del hombre y lo esperan porque es el único al que nadie le puede discutir que de amor SI SE VIVE.

De esa forma mágica en que viaja el poema, Don Ramón visitó mi blog hace unos meses y me había prometido hacer una nota que les dejara conocer su existencia.
Aquí está su amoroso mensaje de San Valentín como regalo.

“El amor es cuando la mano del destino
nos hace una señal y todos los seres del mundo,
aún los más queridos, se oscurecen,
solo queda brillando como una llama enorme el ser amado y hacia él volamos,
sordos e irrazonables en busca de nuestro mayor éxito o nuestro mayor fracaso,
todo depende de la suerte, nada más que de la suerte”.
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“Lo que hace la vida más difícil y a la vez más interesante es que ninguno de nosotros somos un individuo completo, somos nada más que una mitad ansiosa hasta la desesperación por la otra”.
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Para los que quieran saber más....
donramon@sinectis.com.ar
http://www.ramondealmagro.tk/

Wednesday, February 13, 2008

CÓMO ENTRAR EN LOS ESTADOS UNIDOS

El lunes, en Oregon, los trabajadores inmigrantes sin visa no pueden manejar un vehículo. El gobernador demócrata de este estado les ha negado la licencia de conducir, que es el único documento de identidad. Sin ese requisito, legalmente no podrán casarse, ni estudiar, ni procrear, ni inscribir a sus hijos, ni nacer, ni vivir, ni morir, ni mucho menos trabajar y, si lo hacen, lo tendrán que hacer escondidos, explotados y humillados en “el país de la oportunidad y las oportunidades.”

En homenaje de ellos y de los inmigrantes del mundo, he escrito mi novela EL CORRIDO DE DANTE, (Alfaqueque Ediciones 2008) que presentaré en la Casa de América de Madrid el 25 de marzo, acto al que todos están invitados. Va aquí un fragmento de la novela que, por supuesto, cuenta parte de la odisea de Beatriz Celestino quien, después de diecisiete intentos, entró en los Estados Unidos.

EL CORRIDO DE DANTE
Por Eduardo González Viaña
Y adónde piensa ir cuando salga de esto? —quiso saber el coyote.
Beatriz miró la corriente de aguas. El río desaguaba en el horizonte.
—¿Hay fondo en este lado del río? ¿Cree que saldremos de esto?
—No ha respondido a mi pregunta. Le pregunto que adonde piensa ir, si se puede saber —insistió el coyote. Ella no respondió, o quizás lo hizo para sí misma porque nadie más que ella tenía que saberlo. Lo que pensaba era que cualquier lugar de los Estados Unidos sería aceptable, excepto aquel en el que más le hubiera gustado estar, Oregon. No quería que Dante volviera a verla. Era mejor que la creyera muerta. Es increíble que se pueda herir tanto a quien se ama, pensó.
Como si hubiera amanecido, de repente las ondas del río adquirieron la luz de un sol esplendoroso porque allá abajo, en el horizonte, había comenzado a crecer y a rodar una luna gigantesca.
—Ya es hora de que pasemos —dijo y miró con tristeza a la mujer.
Ya le había advertido que aquello no era para mujeres, que tal vez debería buscar otro sitio para entrar, y no precisamente el río, pero ella había insistido con una determinación tan grande que parecía haber nacido caminando hacia el norte.
—Por aquí hay un paso. Yo voy a ir delante de ustedes, y todos deben tomarse de la soga.
Otra vez el agua del río se encendió y un ramalazo de luz cayó sobre ellos como una estrella zambulléndose en el agua. Después, todos comenzaron a pasar en fila india sosteniéndose en la soga como el coyote indicaba. El agua estaba calma y ni siquiera chapoteó cuando comenzaron a hundirse en ella talones, rodillas, cinturas, pechos, manos asustadas. No duró mucho tiempo, pues un momento después que ningún reloj podría medir, ya estaban en el otro lado. El sol, que había empezado a nacer, se revolcaba por debajo de ellos.
La historia no había terminado allí. Cuando los viajeros daban saltos para secarse, se escuchó un estruendo de sirenas policiales y una voz por altoparlante:
—Escuchen, por favor. Están detenidos. No traten de escapar. No hagan resistencia porque sería peor. Somos agentes del Servicio de Inmigración de los Estados Unidos —les informó la voz en perfecto castellano.
Beatriz había oído hablar de una mujer con poderes sobrenaturales que en esas circunstancias volaba para burlar a la migra, y de otra que se enterraba y se convertía en topo o en hormiga, pero ella no había aprendido esas habilidades, y un momento más tarde, de nuevo estaba en la otra orilla.
Sin embargo, no entendía cómo podían haber sido divisados si nunca habían divisado un helicóptero sobre sus cabezas. Se atrevió a preguntarlo.
—Por el reflejo —le respondió un guardia amistoso.
—¿El reflejo? ¿Qué reflejo?—Estábamos muy lejos de ustedes, detrás de esos bosques, y sin embargo los vimos así como los estamos viendo en estos momentos. Entonces, yo que soy nuevo, pensé que era un espejismo, pero mi jefe me dijo que no era así. Que la gente que ha comido ilusiones generalmente despide reflejos.
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(Para los que quieran saber algo más sobre éste excelente autor, pueden mirar la nota publicada en Julio 27 del año pasado en este blog, se llama LOS CHAMANES TAMBIEN ESCRIBEN)

Thursday, February 7, 2008

LOS ANGELES ESTAN MURIENDO

A propósito de la muerte de seres especiales, de esos que uno ve y sabe que no son de este mundo, como por ejemplo mi queridísimo Ignacio Ramírez, Cronópio mayor y director de nuestros sueños virtuales, fallecido en Noviembre del año pasado y de quien no he podido escribir ni una palabra, porque es como hablar de mi propia muerte. Como Roberto Fontanarrosa, fallecido hace unos meses y ahora, Angel González, poeta español de la generaciòn de los 50, con una voz atemporal, vigente hasta el último de sus suspiros.

No hace ni un mes se nos murió y no muchos se dieron por enterados. La mayoría encorvarían la ceja y preguntarían Angel qué? Murió por falta de aire, sus pulmones ya no eran capaces de respirar este mugre transparentoso y espeso que llamamos atmósfera. Se murió porque ya no queda espacio para los poetas, hay que optimizar los kilómetros cuadrados de planeta y cederlo a los pragmáticos, mas prácticos, menos complicados con cuestionamientos existenciales y por lo tanto más productivos.

Este Angel se nos fue, porque no hay tiempo ni ganas para dedicarle a la gratitud por lo que se tiene, a contemplar el milagro de la luna llena y derramar una lágrima porque al verla, tenemos la seguridad de que Dios es el que está sentado con uno admirando su creación. Se murió porque ya no importa nada, no pasa nada, lo que queda es ruido y desorden. Y entonces los ángeles ya no son necesarios y se mueren o han buscado otros trabajos, limpiando mesas en un bar, vendiendo boletos a la entrada de un teatro o aprendiendo otros oficios. Trabajar de ángel ya no renta, nadie quiere ser salvado, todos quieren condenarse con la razón puesta encima como un chaleco antibalas, bien parados en los dos pies sobre su estupidez y lo peor, están en todo su derecho.

Fue un ángel huérfano de padre a los 18 meses de nacido, y la descomposición del seno familiar continuó durante la Guerra Civil Española, cuando su hermano Antonio fue asesinado por el bando franquista en 1.936 y luego su hermano Pedro se exilió por sus actividades republicanas y su hermana Marujita no pudo ejercer como maestra por el mismo motivo. En 1.943 enferma de tuberculosis, por lo que inicia un lento proceso de recuperación en Páramo de Sil, donde se aficiona a leer poesía y empieza a escribirla él mismo. Tres años más tarde, ya por fin recuperado, se decide estudiar derecho en la Universidad de Oviedo; en 1.950 se traslada a Madrid para estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo, aunque arrastrará una insuficiencia respiratoria que al cabo de 60 años lo llevaría a la muerte.

En 1.985 le conceden el “Premio Príncipe de Asturias de las Letras”, y en 1.991 el “Premio Internacional Salerno de Poesía”. En enero de 1.996 fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua Española. El mismo año, además, obtuvo el “Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana”. En 2.001 obtiene el “Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras”. En 2004 se convierte en el primer ganador del “Premio de Poesía Ciudad de Granada-Federico García Lorca". Ahí dejo sus palabras, para los que aún tengan ojos y oídos.

ELEGIA PURA
Aquí no pasa nada,
salvo el tiempo:
irrepetible música que resuena,ya extinguida,
en un corazón hueco, abandonado,
que alguien toma en un momento,
escucha
y tira.

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Cuando escribo mi nombre,
lo siento cada día más extraño.
¿Quién será ése?
me pregunto.
Y no se qué pensar.
Angel
Qué raro.
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Pero lo mejor es oirlo de su propia voz, para eso haga click en este enlace con la biblioteca Cervantes. (versión para windows)